Semanario editado por la Federación Patronal Madrileña (FPM) a partir de 15 de julio de 1933. Su redacción y administración estaban ubicadas en la sede de esta organización empresarial, en el número 63 la madrileña calle de San Bernardo, la misma que la del quincenal El Eco patronal, que venía publicándose desde 1922, y seguirá haciéndolo también hasta 1936, como boletín de información de dicha federación y de las otras patronales locales madrileñas. Cada entrega de esta nueva publicación, impresa en buen papel cuché –como señala la prensa coetánea–, comienza siendo de una docena de páginas, compuestas a cinco columnas, para pasar, a partir del número 68, de 17 de noviembre de 1934, a incluir una cubierta ilustrada, aumentar el número de páginas hasta la veintena, e incrementar, así mismo, sus inserciones publicitarias. El diseño de su cubierta será renovado otra vez a partir del número 85, de 16 de marzo de 1935. Cada entrega inserta su sumario. Hasta comienzos de 1933, José Sánchez Conesa, un viejo militante republicano federal, directivo de la Asociación Nacional de Contratistas de Obras Públicas e histórico presidente de esta patronal, dará paso a nuevos dirigentes de esta federación, integrada en la Confederación Patronal Española (CPE), que le imprimirán “una mayor radicalización” (Mercedes Cabrera). Agrupaba, principalmente, a las empresas del gremio de la construcción, pues había nacido en el seno de una sociedad de contratistas y aparejadores, convirtiéndose en el periodo republicano en la más numerosa y combativa, aunque no gozase de existencia legal, pues no estaba dada de alta en el registro de asociaciones (marzo de 1934). Ya el citado El Eco patronal fue continuación de la anterior revista El Eco de la construcción (1908), y Labor estará dirigida por quien era el secretario de esta patronal madrileña, el industrial Juan Baixeras Prados, que a su vez era el presidente de la Sociedad de Maestros Pintores La Unión. La federación estuvo presidida, por Anastasio Gómez Román. Sánchez Conesa será uno de los principales colaboradores de la revista, y Juan Franzi Novell será secretario de la revista. La revista nace en “horas de inquietud y zozobra para la economía nacional”, comienza diciendo el artículo de salutación, erigiéndose como “defensora de las clases productoras, que un sectarismo desenfrenado ha colocado al borde de la ruina y al margen de toda protección oficial”, se añade en el mismo. Tanto el título elegido –Labor– como el epíteto de “clases productoras” contra “elementos” obreros, como tilda a los trabajadores, forman parte de una dialéctica que dio cabida a una franca hostilidad o enfrentamiento (Santos Juliá: 1882) de la revista de la patronal, con contenidos destinados a ofrecer una resistencia al marco de las relaciones laborales y la nueva política social que estaban siendo impulsadas por el gobierno radical - socialista. De tal forma se mostraba con diáfana claridad esta radicalización patronal, que ya desde su primer número dedicará especial crítica a los jurados mixtos en un artículo que titula: “La dictadura socialista en los jurados mixtos”, que firma el propio Baixeras, que, por otra parte, era el representante de la patronal de la construcción en estos órganos que arbitraban la solución a los conflictos laborales. En su artículo de presentación dirá al respecto: “No somos enemigos de los Jurados mixtos, cuya subsistencia consideramos lícita y conveniente; pero sí combatimos y combatiremos a quienes convierten el Jurado mixto en una organización antipatronal”. “Defensor de la producción nacional”, será su subtítulo, añadiendo pronto a la cabecera el lema “orden, paz y trabajo”, por este orden. Ya la primera plana de su primer número la dedica a dar cuenta del asesinato del secretario de la patronal sevillana, Pedro Caravaca Rogé, con su retrato y bajo el título: Una víctima del pistolerismo andaluz. En páginas interiores también, bajo el epígrafe El bandidaje en Madrid, da cuenta así mismo de que “varios pistoleros atracan a los pagadores de dos entidades industriales madrileñas”, uniendo estos sucesos a una amplia sección que, con la indicación “cifras y hechos sin comentarios”, da cuenta de una larguísima lista de hechos que titula: El trágico balance de la indisciplina social durante el primer semestre del año en curso, cuyo resultado resume en más de 102 muertos y 140 heridos, y la explosión de 156 bombas e incautación de otras 538, estadística que tendrá continuación en una sección propia –De miércoles a miércoles– titulada La semana terrorista en España. Entre los eslóganes que inserta repartidos por las diferentes páginas, la revista indicará: Odiamos la lucha de clases convertida en lucha fratricida. ¡Obreros! Al atacar la Economía Nacional labráis vuestra propia ruina… Buena producción y buen salario. Este debe ser el lema de todos. Pero al mismo tiempo dedicará también un gran alarde informativo y doctrinal, cuando sea reducida, de las 48, a las 44 horas la semana laboral durante el gobierno radical - cedista, en marzo de 1934, mientras que los sindicatos obreros habían reivindicado la de 40 horas. A esta reducción de jornada, la propia revista la acusará de ser causante de la ruina empresarial y de la falta de producción nacional. Además de los artículos doctrinales y también técnicos y los textos dedicados a la conflictividad laboral, la revista destina otra parte de sus contenidos al ámbito municipal madrileño, atacando así mismo al gobierno en el ayuntamiento, en el que el sector de la construcción tenía un interés profesional directo junto a arquitectos y aparejadores. A ello añade una sección denominada Semana de la Gaceta, para dar cuenta de subastas, concursos o adjudicaciones de obras. En las últimas páginas incluye una crónica semanal de Tauromaquia y secciones de Teatro, Deportes y Cinematografía, que firma Víctor Ruiz Iriarte. Así mismo, introducirá otras bajo el epígrafe Notas financieras y Mercados, y publica un Directorio profesional. También tiene otra sección que denomina Humor ajeno, de chistes gráficos, y otra dedicada a comentarios de noticias publicadas por la prensa. La revista estará ilustrada también con fotograbados, en los que resaltan los retratos de dirigentes empresariales o de las diferentes asambleas que celebra la patronal, que también llevará a insertar en la cubierta, junto a edificios madrileños recién construidos o en construcción, que se convertirán en emblemáticos de la historia urbanística madrileña, y que también sitúa ilustrando algunas de sus cubiertas. Muchos de sus artículos rezuman un acusado reaccionarismo social y político, sobre todo antisocialista, y aunque también había mostrado su intención de convertir la revista en un diario –hecho que no ocurrirá – y en que había advertido que ni pertenecía ni pertenecerá a ninguno de “los partidos que en estos instantes se disputan la hegemonía política del país”, difundirá también en sus páginas (2 de febrero de 1935) el artículo de Ernesto Giménez Caballero, en el que se propuso la creación del Partido Económico de Patronos Españoles (PEPE). En concreto, frente a las posturas adoptadas por esta revista de la FPM, véase el órgano de la Federación de Obreros de la Industria de la Edificación de Madrid, adscrita a la UGT, publicado bajo los títulos El Trabajo y La Edificación, editados, seguidamente, desde 1908 hasta 1936. Labor apareció cada sábado y el 155 es su último número, correspondiente, precisamente, al 18 de julio de 1936. La principal bibliografía sobre la historia de las patronales durante el periodo republicano corresponde a la de Mercedes Cabrera.