Publicación semanal cuyo carácter humorístico y festivo literario queda ya reflejado en su subtítulo: “enciclopedia pintoresca de historia, literatura, teatros, modas y chismografía, escrita en prosa y en verso, por una sociedad de músicos (de oído), bajo la dirección de un sordo (principal redactor)”. El uno de marzo de 1861 publica su primer número, estampado en la Imprenta de Pedro José Gelabert; los números 4 a 12, en la imprenta de la Viuda de Villalonga, y a partir del siguiente en la Imprenta Palmesana (que pudo estar a cargo de Francisco Ramis). Aparecerá cada sábado, en entregas en folio regular, de ocho páginas, compuestas a dos columnas, aunque desde el número 24, de once de agosto, las reducirá a cuatro. Inserta en su cabecera un gran grabado, que variará, apareciendo inserto en uno de ellos el verso de Quevedo “pues qué amarga la verdad quiero echarla de la boca”. Ilustraciones en las que aparecerán las firmas P. Esca y G. Ferrer, que también aparecen (a veces con iniciales) entre los otros muchos grabados (caricaturas, viñetas, escenas, etc.) que publica en sus páginas interiores, la mayor parte de ellos de naturaleza también humorística y costumbrista, siendo sus litografías “pintorescas” un carácter distintito de esta publicación palmesana. Incluye textos de creación literaria tanto en prosa como en verso, también en estilo jocoso y festivo, como comedias, leyendas, cuentos, sonetos, epigramas, máximas, canciones o epitafios, entre otros. Pero también unos Estudios o Apuntes teatrales, una Biografía de Dante y otros textos, también en tono ligero, sobre Instrucción pública, Educación del bello sexo, y algunos sobre viajes, así como crónicas locales, misceláneas y pensamientos. Si en la cabecera aparecen unas Afecciones astronómicas escritas en estilo humorístico, este carácter también lo tiene su Sección de anuncios. Aparece indicado como director Francisco Aznar y Montañez, que también será su principal redactor, apareciendo asimismo indicado en algunas entregas J. Ródenas como secretario de redacción; y como editor responsable, al principio Antonio Martínez y, después, Pedro Felipo Martínez. Las firmas de sus textos corresponden generalmente a seudónimos: El Bombo, El Bulsen, El Pito, El Trovador, El Reclamo o Atril, y a veces a iniciales, como M.B. y C y M.G. La colección de este título en la Biblioteca Nacional de España está falta de la segunda y tercera entrega. Tras editar el número 33 y último, el 13 de octubre de 1861, imprimió una hoja suelta, fechada el 18 de ese mismo mes, en la que informa que había sido suspendida su publicación por orden del jefe superior político de Baleares. Dio cuenta de esta publicación Joaquín M. Bover de Roselló en su trabajo hemerográfico de 1862, quien también indica que a partir del 29 de octubre de 1861, el citado Francisco Aznar Montañez comenzó a publicar el diario El Calderón, con el subtítulo “correspondencia de La Charanga”, hasta su desaparición el 29 de noviembre de 1862.