Fundada y dirigida - en la parte histórica - por el que será gran humanista, americanista, pedagogo, jurista y prolífico escritor Rafael Altamira y Crevea (1866 - 1951), que fallecerá en su exilio en México, a quien, previamente en 1888, Nicolás Salmerón le había ofrecido la oportunidad de formar parte de la redacción de La Justicia (1888 - 1896), el diario madrileño del Partido Republicano Centralista, que posteriormente dirigirá, y en donde firma sus artículos como ‘Ángel Guerra’, y que también había iniciado su labor como crítico literario en el diario madrileño El liberal (1879 - 1939) y en el semanario barcelonés La ilustración ibérica (1883 - 1898), y recibido por su labor periodística elogios de Leopoldo Alas ‘Clarín’, Armando Palacio Valdés o Emilia Pardo Bazán. El aún joven historiador Altamira iniciará la aventura intelectual de sacar esta revista con la ayuda editorial del que será una de las figuras secundarias más importantes de la Generación del 98, el gran traductor, ensayista y crítico Luis Ruiz Contreras (1863 - 1953), que actuará como director literario de la publicación, y que más tarde fundará también la efímera Revista nueva (1899), mientras que Altamira dirigirá por su parte el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza (1877). Con periodicidad mensual, esta revista aparece en marzo de 1895, en cuadernos en torno a las 32 páginas, compuestas a dos columnas, y con cubiertas y foliación continuada. Con el intento de que arraigara en el público, su carácter será eminentemente informativo y no doctrinal, estando dedicada especialmente a dar cuenta de las publicaciones que salían a la luz en España, Portugal o América latina y trataran de historia general o de crítica literaria referidas a la cultura española, pero también de amena literatura o creación literaria (novelas, poemas, etc.), así como de hechos científicos (descubrimientos arqueológicos, hallazgos diplomáticos, sesiones de academias y sociedades, informaciones de museos, necrológicas, conmemoraciones o documentos históricos, entre otros). Contará con las secciones Libros españoles, Libros extranjeros, Libros recientes, Notas bibliográficas, Revista de revistas y Comunicaciones y noticias. En su nota editorial indicará que la revista no insertará polémicas ni rectificaciones, ni tratará de obras doctrinales políticas o filosóficas. En la revista va a converger un selecto grupo de intelectuales y hombres de la alta cultura de la época. Un mes antes de su aparición, Altamira había contado en una carta a ‘Clarín’ –entonces profesor de la Universidad de Oviedo - su ambicioso proyecto de carácter académico, aunque muy modesto en lo económico, tomando como modelo la parisina publicación de historia y literatura Revue critique (1866 - 1935). Al mismo se adherirán –dice el joven historiador alicantino, que en ese momento compagina su labor periodística con la docente como auxiliar en la cátedra de Giner de los Ríos de la Facultad de Derecho de Madrid - Marcelino Menéndez y Pelayo, Joaquín Costa, Marcos Jiménez de la Espada, Cesáreo Fernández Duro, Francisco Codera, E. Hinojosa o E. de Saavedra, y le habían prometido colaborar desde fuera de España Wentworth Webster, Arturo Farinelli, Benedetto Croce, A. Morel - Fatio, J. Fitzmaurice - Kelly y otros (Jesús Rubio Jiménez y Antonio Deaño Gamallo (2011). Junto a los señalados, escriben también en sus páginas Francisco Giner de los Ríos, Darwin Swit, H. Butler Clarke, M. Cuadrado, J.R. Mélida, M. Gómez Ímaz o Ramón Menéndez Pidal. También anuncia artículos e informaciones de los españoles Leopoldo Alas, A. Cánovas del Castillo, Gumersindo de Azcárate, J. Catalina García, Manuel Bartolomé Cossío, Joaquín Maldonado Macanaz, Emilio Cotarelo, R. Chabás, J. Gestoso, José R. Lomba Pedraja, J.R. Mélida, F. Rahola, G. Reparaz, Ángel de los Ríos, F. Suárez Bravo, R. Torres Campos o Miguel de Unamuno; colaboraciones de los portugueses Joaquim de Araujo, F. Adolpho Coelho, D. García Péres o F. Martins Sarmiento; y desde otros países, H. D’Arbois de Jubainville, Rutino José Cuervo, E. Hübner o Konrad Haebler, entre otros. Todos ellos profesores y catedráticos universitarios, miembros de reales academias, publicistas o bibliotecarios, como los citados Haebler y Suárez Bravo, así como el gran rabino de Bulgaria, M. Grünwald. Con este título, la revista es editada hasta septiembre del mismo año, mes en el que interrumpe su aparición, pero la colección de la Biblioteca Nacional de España (BNE) sólo dispone de su entrega número 5, correspondiente a agosto de 1895. A partir de diciembre de este año reaparece con el título Revista crítica de historia y literatura españolas, portuguesas e hispanoamericanas, que también forma parte de esta Hemeroteca Digital de la BNE.