Con el retorno a la democracia a inicios de la década de los noventa Chile se encuentra en el desarrollo de la construcción de una historia nacional sin precedentes: una construcción de una historia nacional sin precedentes: una construcción de sociedad pos – dictadura. En este período se han educado muchos jóvenes en diversos colegios del país en el marco de una sociedad que resguarda institucionalmente el ejercicio de la democracia. Por otro lado, un tema sociológico emergente a nivel de discursividad en la literatura contemporánea es el de un cambio de las sociedades –al menos las que presentan características culturales occidentales - en el paso de sociedades modernas a una etapa posmoderna. Son estos dos elementos los que en un principio me han llevado a plantear la idea de investigar acerca de la participación en un contexto social complejo: por un lado estudiantes que han nacido, han sido socializados y se han educado en una cultura nacional democrática, mientras que al mismo tiempo estos estudiantes son hijos de un nuevo escenario social posmoderno. Paralelamente mientras iniciaba la investigación surgió un tercer elemento que enriqueció aun más la idea de investigar en un escenario social ya complejo: la llamada “Revolución estudiantil”, o como muchos otros la llaman “La revolución pingüina” en el desarrollo del año 2006. De este modo, investigar acerca de la participación estudiantil es en sí mismo un tema atractivo dada su complejidad de particularidades que caracterizan a nuestra cultura nacional como puntapié inicial. Por las condiciones sociales antes señaladas emerge así la presente investigación que tiene por finalidad, dentro de este contexto, indagar en profundidad que cuáles son las construcciones simbólicas que los estudiantes han elaborado acerca de lo que es la participación estudiantil. Develar el significado de participación desde su propia discursividad es lo que orienta este trabajo.